El año pasado cuando Rafa pronunció esta frase, me hizo reflexionar sobre la importancia que el tiempo tiene y que no valoramos. Ya que muchas veces a un solo minuto no le damos la suficiente importancia, pero no nos damos cuenta en que en un minuto, aunque sea en décimas de segundo, podemos perder a la persona que más queremos o simplemente perder aquello con lo que soñamos. Y luego después de perder todo eso nos acordamos de las décimas de segundo en las que podíamos haber disfrutado todo el tiempo con ello.
También de otra cosa que no nos damos cuenta y que intenta transmitirnos la frase, es que el ser humano va con prisas a todos lados y no disfrutamos plenamente la vida. Con esto quiero decir que el ser humano debería vivir la vida siempre pensando que es el último día, y que precisamente esto el ser humano no lo hace, va siempre con prisas y no se detiene un poco a pensar que la vida no es infinita y que no vamos a estar dotados de vida todo el tiempo del mundo.
En conclusión, la vida son décimas de segundo, las cuales hay que saborearlas muy bien y disfrutarlas al máximo
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